Costa Rica llegaba a esta Copa América a última hora para sustituir la baja de Japón. Su técnico, el argentino La Volpe, no podría contar con los mejores jugadores de la selección, los que juegan en Europa, porque la propia federación de fútbol costarricense no daba opciones al torneo.
Ahora, con un equipo plagado de jugadores menores de 22 años y que viven como pueden del balompié en la liga nacional, llega a la última jornada con más posibilidades de pasar a cuartos de final que su rival, la anfitriona y todopoderosa Argentina.
El partido entre Bolivia y Costa Rica fue un ejemplo del contra pronóstico. Bolivia salió a amedrentar a los jóvenes costarricenses. Fuerte atrás y golpeando a su rival por las bandas. Arce, el mejor de los bolivianos, desbordaba tanto por la izquierda como por la derecha, pero ni Rojas ni Moreno acertaban a la hora de rematar.
Costa Rica sólo pegaba pelotazos... Pero eso le bastaba para hacer daño con Joel Campbell. Un delantero rápido, espigado y con una habilidad tremenda en el uno contra uno. Cuando tocaba el balón, Bolivia entera se tambaleaba.
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