El técnico local, Paco Herrera, había advertido en la previa del
potencial de su rival, pero el equipo de José Luís Mendilibar fue en
Balaídos una sombra del que la semana pasada tuvo contra las cuerdas al
Barcelona en el Reyno de Navarra.
Y es que los navarros
cedieron desde el principio el mando del juego a un Celta que, al igual
que en la jornada inaugural frente al Málaga, entró en el partido muy
enchufado pero se fue apagando a medida que pasaban los minutos, hasta
que un incisivo Iago Aspas lo rescató sobrepasado en el ecuador del
segundo tiempo.
El canterano, que lo había buscado durante toda la
primera parte, se estrenó como goleador en Primera División después de
finalizar con un gran cabezazo un magnífico centro del internacional
argentino Augusto Fernández, un puñal en el arranque del partido para la
zaga visitante pero desaparecido tras el descanso hasta la jugada del
gol.
Ambos equipos ya habían disfrutado de buenas
oportunidades para abrir el marcador en el primer acto, especialmente el
Osasuna con un cabezazo de Joseba Llorente que se estrelló en el
larguero, justo dos minutos después de que el meta rojillo Andrés
Fernández evitara, con una rápida salida, el remate de Mario Bermejo
dentro de su área.
El Osasuna esperaba atrás, con las líneas muy juntas,
y el Celta volcaba su juego hacia el costado derecho, donde Augusto
Fernández desquiciaba a Damiá. De sus botas nació la mejor ocasión de su
equipo en el minuto 24, pero Andrés Fernández se lució ante Iago Aspas.
Tras
el paso por los vestuarios, los futbolistas de Mendilibar
desaparecieron del partido. El técnico vasco buscó un revulsivo en su
banquillo, pero los cambios no mejoraron la imagen de un Osasuna al que
acabó de rematar Mario Bermejo en el tiempo de descuento.
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