El Real Madrid rompe de alguna forma con los fantasmas que le venían acechando en Gerland y en los octavos de final con un empate a uno que deja una sensación agridulce en el madridismo. Y es que seguramente mereció un poco más.
El vaso está medio lleno para aquellos que atiendan a la mala racha en el estadio lionés, en los octavos de final de los últimos años y a la nefasta primera mitad de los pupilos de Mourinho. Pero es de entender que los haya que vean el vaso medio vacío después de una gran segunda parte de los merengues, y de haberse adelantado en el marcador con dos tiros al palo incluidos y un penalti a favor no pitado. Y es que en un partido tosco en su primera fase y brillante para los blancos en su segundo capítulo, el dios del fútbol quiso que la eliminatoria no quede decidida hasta el partido de vuelta.
Una falta lejana rebotó en la barrera despistando a la defensa merengue, el cuero bombeado le llegó a Cris que, sin quererlo, asistió a un Gomis que mató a Casillas solo desde dentro del área pequeña (1-1).
El vaso está medio lleno para aquellos que atiendan a la mala racha en el estadio lionés, en los octavos de final de los últimos años y a la nefasta primera mitad de los pupilos de Mourinho. Pero es de entender que los haya que vean el vaso medio vacío después de una gran segunda parte de los merengues, y de haberse adelantado en el marcador con dos tiros al palo incluidos y un penalti a favor no pitado. Y es que en un partido tosco en su primera fase y brillante para los blancos en su segundo capítulo, el dios del fútbol quiso que la eliminatoria no quede decidida hasta el partido de vuelta.
Una falta lejana rebotó en la barrera despistando a la defensa merengue, el cuero bombeado le llegó a Cris que, sin quererlo, asistió a un Gomis que mató a Casillas solo desde dentro del área pequeña (1-1).
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