El Mirandés ha vuelto a rozar otra hazaña en la Copa del Rey en el encuentro de ida de los cuartos de final en Cornellá-El Prat, pero el RCD Espanyol ha conseguido remontar en una recta final de locura la merecida renta de dos goles que disfrutaba el equipo burgalés a falta de cinco minutos para la conclusión.
Tras eliminar a Villarreal y Racing de Santander, el Mirandés buscaba el triple salto mortal en su visita a uno de los equipos más en forma de la primera división. Con su juego alegre, la clase de Pablo Infante y la velocidad de Alain Arroyo, los visitantes rozaron un triunfo que parecía cantado antes de una remontada épica del Espanyol, que contó con la ayuda de Mateu Lahoz en dos penaltis que se tragó en el área catalana.
A la media hora de juego, Arroyo aprovechó el error de Héctor Moreno para recibir un pase profundidad y fusilar por bajo Casilla en un tanto con suspense que tocó en el palo. Los periquitos, que sufrieron en la primera parte la lesión del enrachado Álvaro Vázquez, se asomaron aún más al abismo a falta de un cuarto de hora. Jordi Amat erró una ruleta inexplicable y dejó el balón franco a Pablo Infante, que resolvió el mano a mano con una cuchara exquisita.
Cuando los aficionados locales ya abandonaban resignados las gradas, se produjo una reacción tan inesperada como mágica, jalonada con tres goles en los minutos 85, 87 y 89 que voltearon el encuentro y la eliminatoria. Primero fue Weiss en posible fuera de juego, después Rui Fonte tras una gran jugada de Romaric y finalmente Verdú aprovechó un regalo de la defensa burgalesa para rematar la faena de un partido netamente copero.
Tras eliminar a Villarreal y Racing de Santander, el Mirandés buscaba el triple salto mortal en su visita a uno de los equipos más en forma de la primera división. Con su juego alegre, la clase de Pablo Infante y la velocidad de Alain Arroyo, los visitantes rozaron un triunfo que parecía cantado antes de una remontada épica del Espanyol, que contó con la ayuda de Mateu Lahoz en dos penaltis que se tragó en el área catalana.
A la media hora de juego, Arroyo aprovechó el error de Héctor Moreno para recibir un pase profundidad y fusilar por bajo Casilla en un tanto con suspense que tocó en el palo. Los periquitos, que sufrieron en la primera parte la lesión del enrachado Álvaro Vázquez, se asomaron aún más al abismo a falta de un cuarto de hora. Jordi Amat erró una ruleta inexplicable y dejó el balón franco a Pablo Infante, que resolvió el mano a mano con una cuchara exquisita.
Cuando los aficionados locales ya abandonaban resignados las gradas, se produjo una reacción tan inesperada como mágica, jalonada con tres goles en los minutos 85, 87 y 89 que voltearon el encuentro y la eliminatoria. Primero fue Weiss en posible fuera de juego, después Rui Fonte tras una gran jugada de Romaric y finalmente Verdú aprovechó un regalo de la defensa burgalesa para rematar la faena de un partido netamente copero.
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