El Real Madrid mantiene su firmeza en Europa para acariciar los octavos de final de Liga de Campeones, con un pleno de triunfos engrandecido ante una antigua bestia negra, el Olympique de Lyon, al que goleó como un rodillo 4-0 en el regreso de José Mourinho al banquillo cumplida su sanción.
Se beneficia el Real Madrid de un debate positivo. A Mourinho, que devora a diario su dossier de prensa, no le gustan los debates ni las encuestas, pero el generado entre la figura de Karim Benzema o Gonzalo Higuaín rebosa fútbol y sobre todo goles. Juegue el francés o el argentino ambos marcan. La fórmula para juntarlos y que mantengan su efectividad está por inventar.
El Real Madrid atropelló al Lyon. Le faltaba al conjunto francés su columna vertebral. El brasileño Cris y el argentino Lisandro López son dos jugadores básicos en un proyecto venido a menos. El que se convirtió en ogro blanco en años de maldición europea madridista, apenas mostró argumentos de peso para dar que hablar este año en Europa.
Se encerró en su área desde el inicio, víctima del empuje local. Entregó el balón y Gomis, gran rematador, fue una isla en ataque frenado por un inconmensurable Sergio Ramos. El Bernabéu ovaciona un cambio de juego de Xabi Alonso con la misma pasión que se escuchaba una exclamación de admiración en la grada de Anfield. De su figura nace un fútbol vertiginoso.
Con más paciencia que otros encuentros, el Real Madrid llegó con continuidad hasta la portería de Lloris. Encontró en la banda izquierda una asociación, Marcelo-Cristiano Ronaldo, que siempre desequilibró. El vacío marcó la banda derecha. Di María, novedad en el once por Kaká, se descolgó hacia el centro. Necesita entrar en contacto con el balón y está ansioso por brillar.
Cristiano, extramotivado en Liga de Campeones, lo intentó con tiros lejanos, con disparos en carrera, de falta y remates de cabeza. No encontró el gol en el primer acto pero su empuje fue un ejemplo para sus compañeros. Hasta Khedira se descolgó en ataque mostrando una virtud desconocida en sus pases en el Bernabéu.
El gol era cuestión de minutos si era para el Real Madrid y de un milagro para el Lyon. Con el contraataque como única posibilidad, el conjunto francés dejó un cabezazo en plancha de Briand que rozó el palo y un remate del extremo en un fallo de concentración de Pepe.
La lógica se impuso y un saque de esquina peinado por Cristiano lo aprovechó Benzema para hacer el primero a los 19 minutos. Regreso a lo grande, con Higuaín en el banco tras encadenar 'hat-tricks'. De nuevo para castigar a su ex equipo al que tiene cogida la medida.
En plena diversión blanca Marcelo y Benzema pudieron sentenciar. El ritmo de juego era alto cuando el árbitro, el turco Cuneyt Cakir anuló dos goles. Uno claro, por fuera de juego de Gomis. Y otro con polémica. Xabi Alonso sacó una falta a Benzema que marcó mientras el colegiado contaba pasos. Xabi y Özil se quejaron porque no habían pedido distancia.
Quedó en anécdota por la actitud madridista. En la reanudación no especuló, fuerte físicamente fue por más y encontró el premio con rapidez. En el 48 Khedira marcaba su primer gol oficial como madridista, gracias a un regalo de Benzema, y siete minutos después Lloris metía en su portería un centro de Özil en pleno desconcierto de su defensa.
El Real Madrid tenía el pleno de triunfos europeos en su bolsillo y cinco puntos de diferencia con sus perseguidores. Ajax y Lyon lucharán por el segundo puesto. El poderío madridista en Europa desde la llegada de Mourinho es indiscutible.
Hasta tuvo tiempo de guardar fuerzas tras la mala noticia de Khedira. Su gran partido se acabó antes de tiempo por un codazo involuntario de su compañero Pepe que le hizo una brecha. Kaká e Higuaín pudieron aumentar la goleada. Y Cristiano que vio como le anulaban el gol que premiaba su noche de brillantez, al encontrarse Kaká en posición antirreglamentaria en la trayectoria del balón.
El encargado de hacerlo fue Sergio Ramos. Puso el broche a su noche perfecta de central haciendo lo que más le gusta, marcar. Le quedó muerto un remate tras un saque de esquina y con la zurda mandó el balón a la escuadra. Su sonrisa es la del madridismo.
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