Después de su tripleta en la fecha anterior frente al Racing de Santander, la afición del Atlético de Madrid tenía sus ojos puestos en el rendimiento de Radamel Falcao García, quien no los decepcionó y se despachó con un doblete que no se completó porque el árbitro Iturralde González le negó el primer gol de la noche en la jugada que empujó el defensor rival Lora.
El otro colombiano del equipo, Luis Amaranto Perea, no fue titular ya que el técnico Gregorio Manzano decidió probar a Silvio en defensa.
Igual que el domingo con el Racing, el equipo local disfrutó con el balón. Siempre se sintió superior al Sporting, un rival intenso, generoso en su presión y que perdió fuerza con el dominio y las ocasiones del Atlético, preciso en el toque y profundo en el desmarque, en el primer tiempo, y contundente en la segunda parte.
De la clase del turco Arda Turan, que exhibió sus innumerables recursos técnicos, en el regate o en su facilidad para visualizar casi siempre el mejor pase; del buen trato del balón y la movilidad en el medio; de las arrancadas por banda del brasileño Filipe y el portugués Silvio y de los remates del colombiano Radamel Falcao surgió un Atlético notable en juego y ocasiones en el primer tiempo.
Falcao protagonizó la mayoría, como un penalti no pitado por Iturralde González, un gol legal anulado a un cabezazo suyo tras un córner o un intento acrobático a las manos de Iván Cuéllar, un muro para el Atlético durante casi media hora, con paradas incluidas a remates de Joao Miranda y Koke, hasta que una media chilena del colombiano, tras otro saque de esquina, se alió con la fortuna, con un toque definitivo en Lora que significó el merecido 1-0.
También ganó el equipo madrileño en poder aéreo este curso. No hay prácticamente ningún balón que sobrevuele el área rival sin que la toque o roce algún futbolista atlético, casi siempre Falcao, que se impuso en todos los saltos a la zaga rival y que perdonó el 2-0, esta vez con el pie, a pase de Silvio ante un Sporting con poca capacidad de reacción antes del descanso, apenas un potente lanzamiento de Rivera como opción más destacada.
El conjunto asturiano sí encaró con más convicción la segunda parte, en la que ya emitió más señales de peligro sobre la portería del belga Thibaut Courtois. Aunque sólo amagaba por las proximidades de la meta local, fue suficiente para incomodar a un Atlético relajado, que ya no se sentía tan seguro sobre el terreno de juego.
Del control madrileño se pasó a una segunda parte que prometía más equilibrio. Hubo dudas durante veinte minutos, el tiempo que tardó el Atlético en retomar el ritmo del partido, en que Falcao estrellara un balón en la cruceta y en que Álvaro Domínguez cabeceara a la red un córner para sentenciar el choque (2-0). Resuelto el asunto del resultado, el Atlético aún tuvo tiempo de ampliar su renta. Marcó dos goles más. Los merecía Falcao. Incansable en pelea, en movilidad, en desmarques, en saltos y en remates firmó otros dos tantos. Dos golazos, uno en una jugada individual en el área y otro en un cabezazo imparable. Espectacular.
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