El Málaga ha logrado la primera victoria de la temporada ante el Granada (4-0) en un partido donde se empezó a ver el juego que Manuel Pellegrini y la afición esperan del equipo, con un Cazorla estelar y donde su rival estuvo demasiado contemplativo, muy diferente al equipo que le plantó cara al Real Betis en el primer encuentro de la Liga BBVA.
Desde el primer minuto, el equipo de la Costa del Sol mostró sus credenciales para la victoria, haciéndose con la posesión del balón y acosando la portería rival en cuanto tuvo ocasión. Y sólo bastaron cinco minutos y dos lanzamientos a Santi Carzola para inaugurar el marcador. El fichaje más caro del la historia del club, libre de marca, cogía el balón en el pico del área y soltaba un derechazo, que pegado, al palo acabó en las redes rivales.
Con el tanto parecía que reaccionaba el Granada, con un par llegadas que inquietaron a la parroquia blaquiazul pero no a Willy Caballero, muy seguro durante toda la noche. Fue un espejismo. Los de Pellegrini siguieron a lo suyo, moviendo con calma y tocando hasta encontrar huecos y opciones de gol, como en el segundo de la noche: apertura de Cazorla a la derecha para Jesús Gámez, que puso un balón templado al corazón del área para que Joaquín, sin nadie a su lado, rematara de cabeza lejos del alcance de Roberto.
Sólo a balón parado se veía que los de Fabri, en la grada por sanción, pudieran acortar las distancias antes del descanso. Y precisamente así fue como llegó el tercero del Málaga al poco de la reanudación. Cazorla le pega un saque de falta por debajo de la barrera ante la sorpresa de Roberto y del resto de jugadores, más pendientes de recortar la distancia reglamentaria que de quién iba a chutar.
La ventaja en el marcador hizo que los locales bajaran las revoluciones de su juego, dejando al rival más tiempo con el balón, pero fueron en vano los intentos del Granada por sobre pasar la defensa malaguista, que se reajustó tras el descanso, evitando así algunas de las contras con las que los de Fabri quisieron sorprender en la primera parte.
Quienes si aprovecharon mejor los espacios fueron los pupilos de Pellegrini, que en un contragolpe finiquitado por Joaquín de volea, tras una asistencia de Cazorla, pusieron el cuarto en el marcador y la sentencia a un partido donde apenas hubo rival.
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